sábado, 14 de mayo de 2011

Bloque 2. Análisis del libro infantil (MODIFICADO II)

Para comenzar, me gustaría definir el concepto de Literatura Infantil.

        Literatura: Arte que utiliza como materia prima la palabra. Su función es expresiva (estílo) y poética (mensaje en sí). Consta de tres géneros: prosa, teatro y verso que desarrollaré más adelante.

        Infantil: Aproximadamente hasta los 13/14 años.

       Literatura Infantil: Arte enfocado a niños menores de 13/14 años (incluyo literatura juvenil ya que se considera como tal, más o menos, a esa edad).
Hay que destacar, atendiendo a la definición de literatura, que no todos los textos son considerados como tal por lo que hay que definir los otros dos tipos de textos que existen:
- Subliteratura: La intención literaria está subordinada a la intención económica; es decir, lo que conocemos como best seller. A pesar de esto, comparte algunas características con la Literatura: son textos de ficción, cuenta con los tres géneros literarios (teatro, prosa y verso) y tiene función poética o expresiva. Aquí se encuentra la denominada "literatura de género".

- Paraliteratura: No tiene intención artística (didáctica, moralizante, informativa, etc.) y aunque esté influenciada por la ideología del autor, no es de ficción. Pero lo que tiene en común con la Literatura, es que puede pertenecer a los tres géneros literarios (teatro, prosa- biografías- y verso- poesía de circunstancia) y que también utiliza las funciones poética y expresiva.
 
A continuación, para profundizar en este bloque, voy a explicar los conceptos que lleva por título este bloque y posteriormente, hacer el recorrido que ha seguido la literatura infantil a lo largo de la historia.

Álbum ilustrado o de imágenes: Se reunen dos artes: ilustraciones y literatura; es decir, se pretende acercar al niño a la literatura y a la intención plástica. En la mayoría de las ocasiones, el niño es capaz de reproducir el cuento viendo simplemente la secuencia de las imágenes, aunque haya sido leído una sola vez (capacidad imaginativa).

Literatura de Autor: Aquella que tiene autor, sea conocido o no.

La literatura infantil y juvenil no se considera como tal hasta finales del siglo XVIII, que es cuando se empieza a contemplar. Hasta etonces, la mayoría de la población era analfabeta ya que no podían permitirse una educación. Debido a esta situación, las historias se transmitian oralmente ante un público amplio y variado, por lo que se trataban diversos temas a los que los niños eran vulnerables, puesto que se hablaba de la violencia, el sexo, la muerte, las guerras, etc. delante de los niños.

Ya es a partir de finales del siglo XVIII cuando se empieza a escribir para los niños ya que cada vez eran más los que recibían una educación, pero todos esos textos tenían moraleja por lo que se ve claramente una finalidad didáctica y moralizante (se trataban solo el tema de los valores negativos, como mentir, y positivos, obedecer, que veremos más tarde). Pero cabe destacar que, a pesar de que ya se comenzaran a proteger más a los niños, el lenguaje utilizado no era muy adecuado para ellos.

El primer autor que escribió para el público joven; es decir, a escribir literatura juvenil, fue Julio Verne en el siglo XIX. Se trataba de una literatura interesante para los jóvenes.


A finales del siglo XIX, un editor comenzó a interesarse por la literatura infantil, aunque sus personajes todavía eran personajes planos, aunque más adelante estos personajes cambian, como ya veremos más adelante. Este fue Saturnino Calleja.

Saturnino Calleja, además de centrarse en la literatura infantil, creó la edición de bolsillo para ahorrarse dinero ya que a finales del siglo XIX la elaboración de libros era muy costosa, siendo más caro cuando tenían dibujos para los niños. Si era en blanco y negro, se utilizaba la misma tinta para las letras y para los dibujos, pero si era a color, había que tener papeles más porosos e ir cambiando la tinta, lo que hacía subir más aún el precio por lo que solían ser para niños "ricos".
Las ediciones de bolsillo de Calleja e hijos eran más baratos, para que pudieran comprarlos la clase media con pocos recursos. Su intención era claramente didáctica y, además, en la contraportada, ponían la biografía de alguien conocido (como Pascal, por ejemplo). Si sobraba espacio en el libro, también ponían chistes, pasatiempos, etc. Los libros de Calleja, una vez acabados, se vendían en los kioscos y estaban dirigidos a niños que ya sabían leer; es decir, menores de 6 años, por lo que no había todavía para niños más pequeños.

Es en el siglo XX, concretamente a paritr de los años 30, cuando la literatura piensa en los niños. Es la escritora Elena Fortún con el libro Celia, cuya protagoniststa ya tiene psicología, siendo un personaje complejo con numerosas características que lo definen. Es la primera protagonista infantil que hace cosas de niños, por lo que cualquier niño puede identificarse con ella, aspecto muy importante. Esto quiere decir que al tener psicología evolutiva, se a atendido a la etapa evolutiva en la que está el niño, permitiendo esa identificación del niño hacia el protagonista.



A pesar del gran paso dado en los años 30, hasta los años 70 convive el protagonista plano (el que no tiene psicología evolutiva) con el personaje con psicología. Además, se publican libros en los que los niños reivindican su papel en la sociedad, introduciendo otro cambio muy importante en el camino de la literatura.

Es a principios de los años 90, es cuando se llega, por fin, al punto en el que la literatura infantil es creada como arte. Se atiende a las etapas evolutivas de los niños, se cuidan las historias, ya no tienen solo finalidad didáctica y moral, sino que se escribe para que los niños disfruten de la literatura (del arte de escribir). Por lo tanto, ya podemos hablar de literatura infantil.
Ya no tienen una finalidad simplemente didáctica y moralizante por lo que se escribe para que los niños disfruten con el arte de escribir.

En esta época es cuando se crean los libros de baño, libros juguetes, libros troquelados (con diferentes formas), etc.
                                                          

En cuanto a los tres grandes géneros literarios en la literatura infantil, hay que destacar que:

     En el teatro no hay autores que escriban textos dramáticos para niños ya que el teatro infantil no existe como texto de autor debido a que ni los niños lo van a leer ni los adultos se van a dedicar a leerselo. Lo que sí existen son textos dirigidos a maestros para que realicen actividades de expresión teatral y puedan montar algún teatro con los niños.
El teatro consta de dos partes: la literaria; es decir, la parte escrita (las acotaciones, entrada de personajes, diálogos, etc.), y la interpretación (llevar a cabo el espectáculo).



     En la poesía, la literatura infantil no sigue los criterios de colocación y estética, recursos estilísticos y literarios de la prosa, y expresión de sentimientos (por lo que suele ser narrativa en literatura infantil porque es difícol transmitir a los niños sentimientos). En literatura infantil es muy importante tanto la rima como el ritmo ùesto que ayuda a los niños a seguirlas bien, comprenderlas mejor, aprenderlas, entenderlas, disfrutarlas, etc. Hasta hace relativamente poco, nadie se interesó por esto; hasta que llegó Gloria Fuertes.
Gloria Fuertes fue quien se dio cuenta de que la poesía española infantil era (y se transmitía) didáctica y moralizante, por lo que era aburrida y pesada para los niños. Entonces se fijó en la poesía infantil de otros países, especialmente en Inglaterra en un subgénero llamado "nursey rimes". Este subgénero le llamó la atención porque tenía una característica que no tenía la poesía española: el absurdo, el sin sentido. Le gustó tanto que tomó la idea y comenzó a escribir de la misma manera para los niños, con las características del "nonsense" (sin sentido).
A partir de entonces se produjo un cambio en la literatura infantil.


   La poesía de Gloria Fuertes tiene las siguientes características:
Respecto a la forma: rima fácil y sencilla, juegos de palabras, ritmos marcados, brevedad, simbolismo infantil (realidad de los niños), juegos fonéticos, onomatopeyas, etc.
Y en cuanto al fondo: narración cercana, concreción y síntesis, absurdo, personajes llamativos, fantasía, experiencias reales, niños o animales personificados, elementos mágicos, carácter lúdico, etc.

     En la prosa, se produce también un cambio importante a partir del siglo XX, concretamente a partir de los años 70. Se empieza a conocer y dar importancia a la psicología evolutiva. Atendiendo a esta psicología, se puede escribir para los niños dependiendo de la etapa evolutiva en la que se encuentren. Antes, como ya he comentado anteriormente, los personajes eran planos; es decir, no tenían psicología.

La psicología evolutiva, atiernde a cuatro características:

    - Intereses (que van cambiando a lo largo del tiempo; como por ejemplo: querer un perro).
    - Vocabulario (forma de hablar y voz de los personajes).
    - Contexto (hábitos y actividades de los niños: ir al colegio, acostarse con un beso de buenas noches,...).
   - Psicología en general (si el niño está en una etapa egocéntrica, el protagonista tiene que ser  egocéntrico; contarle a un niño de 6 años el sentido de la amistad sería ridículo porque no lo va a entender,   por la etapa evolutiva).

En relación a estos niños protagonistas con psicología, a partir de los años años 60 aproximadamente, los valores que aparecen en la literatura que estaba enfocada a los niños, eran valores negativos y valores positivos en su sentido estricto; es decir, tenían que cambiar de ser niños malos, mentirosos, desobedientes, etc para convertirse en niños buenos, sinceros, obedientes,... Por lo que esos valores se transformaron en simple valores negativos (tímidos, egocéntricos, excitables, apocados, pasivos, etc.) y en valores positivos (activos, abiertos, extrovertidos, alegres, emprendedores, optimistas, etc). A partir de entonces, se le da más importancia a un enfoque intermedio de los valores, ya que no se debe dar mucha importancia a los valores negativos pero tampoco a los positivos.

La primera editorial en España que dividió sus libros por edades atendiendo a la psicología/etapa evolutiva de los niños fue el Barco de Vapor, que lo aacercó/asemejó muchisimo al resto de Europa.



Y para finalizar este bloque, me gustaría acabar con una pregunta: ¿Cómo se analiza un texto de infantil?

      Lo primero de todo es atender al RECEPTOR. Tenemos que leer el libro y decidir para qué edad puede estar enfocado/ destinado, basándonos en la Psicología Evolutiva y lo que hemos observado en nuestro aula (“nuestros” niños). Por lo tanto, vamos a analizar un libro de infantil atendiendo a lo siguiente:
- Emisor: No se refiere al escritor, sino al personaje que le transmite la información al niño que suele ser el protagonista (puede ser un niño o un animal personificado). Normalmente, es con quien se identifica.
- Tema: Debe ajustarse, como el resto de los puntos a los que debemos atender, al momento evolutivo en el que se encuentran los niños; pero han de ser llamativos para ellos, que les atraigan como puede ser el culete, la caca, los mocos, etc. Además de que les llamen la atención, les van a gustar.
- Estructura: Puede combinarse la básica y la acumulativa.
            · Básica: Planteamiento, nudo y desenlace.
· Acumulativa: Una sola acción, pero se van acumulando personajes al realizar la acción o sus variantes.
- Espacio y tiempo: Deben ser neutros o indiferentes, o bien conocidos por el niño si son concretos.
- Ilustraciones: Deben corresponder a un álbum de imágenes. Tienen que desarrollar su creatividad, por lo que no tienen que ser ilustraciones estereotipadas. Tienen que seguir la historia que se cuente a los niños; es decir, seguir la secuenciación para que los niños sigan y entiendan la historia.
- Lenguaje: Frases lógicas que haría un niño, por lo que tienen que ajustarse a cada edad. Las frases tienen que ser corrtas y sencillas/simples. Mejor escribir con figuras literarias.
- Valores y contravalores: Hace referencia a los aspectos positivos y negativos de los niños protagonistas. Tendremos que ver si se adaptan a los niños, por lo que los libros tienen que acabar en los valores positivos (ya explicados anteriormente).